Pantano de Picadas
21 de Diciembre de 2008
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Esta es una ruta de ida y vuelta de aproximadamente 13’6 km, con una dificultad sencilla, pues es completamente llana y el camino está en muy buen estado discurriendo por ambos lados del Embalse de Picadas.
Presentación fotográfica del día
Descripción de Excursiones y Senderismo
Nos reunimos los compañeros trotineros y decidimos dar un paseo suave, como los que gustan a Fernando. Juan Carlos fue quien marcó el recorrido. Temprano nos recogió Juan Carlos y no dirigimos hacia la carretera de los pantanos. El día era muy frío pero el cielo estaba despejado y con ese azul espectacular de los días de invierno donde la contaminación ha desaparecido y se ven muchos kilómetros. La sierra parecía que estaba al lado.
El recorrido en coche me hizo recordar mi juventud cuando mis padres tenían una casa en Navas del Rey. (¡Cuántos años!) También a Fernando le daba añoranza por motivos similares a los míos. De hecho descubrimos que seguramente coincidiríamos en las fiestas de alguno de los pueblos de la zona. Parezco el abuelo Porretas añorando los tiempos pasados. Bueno continuaré con la marcha que no es sitio para la melancolía. >
Sobre las diez llegamos al puente sobre el Alberche que marca el inicio de la ruta. El ambiente era helador, los charcos congelados y un grado bajo cero en el termómetro. Por un momento, pensé en lo idiota que soy, que a gusto estaría en la cama un sábado por la mañana. Estaría calentito borregueando hasta las tantas. Con un poco de pereza y ya que estaba allí, no me iba a quedar en el coche, estiré las piernas y acompañé a mis compañeros en el paseo.
Bien abrigados comenzamos la ruta por el camino paralelo a las aguas, hoy a punto de congelación, que se creó para que circulara el tren camino de San Martín de Valdeiglesias, allá de 1920. Nunca se llegó a concluir por motivos nunca bien sabidos, pero supongo que serían económicos o políticos. ¡Cuántas obras inútiles se han realizado por capricho político! Este no es más que otro ejemplo.
En este caso la inconclusa obra sirve para poder dar un agradable paseo a la vera de uno de los ríos más importantes de la Comunidad de Madrid. Es un remanso de paz en días como hoy, en verano es un lugar concurrido de domingueros y la tranquilidad da paso a un bullicio atronador. Rodeados de pinares y con unos preciosos reflejos sobre las aguas fuimos caminando. Por momentos, se podía ver una pequeña bruma que levantaba de las aguas dando un aspecto fantasmagórico. El entorno recuerda a la costa Brava Catalana, donde el agua y los pinares son los protagonistas del paisaje.
Primero por la margen derecha, en una umbría de un día claro del mes diciembre fuimos hablando de nuestras andanzas camineras, después cambiando de lado utilizando un puente con algún pescador de truchas y barbos. Este río es súper utilizado por el hombre para capturar agua para la Comunidad, este está jalonado en su recorrido por los pantanos del Burguillo, San Juan y Picadas. En este último nace la tubería de trasvase al embalse de Valmayor. Dudo que el pobre desagüe algo de agua en el río padre, Tajo. Si en todos los sitios se utilizara el agua como aquí el agua del mar, seguramente, disminuiría.
A unos tres kilómetros del inicio se encuentra el puente y un poco después un camino que sube a la urbanización el Morro, y que tantos recuerdos me trae de mi niñez y juventud. Cuantas veces bajé hasta aquí a bañarme en el río. En esta orilla, y ya al sol, se pasa por un túnel de unos cien metros que rompe la rutina. Nos cruzamos con varios caminantes que se solazaban disfrutando de una mañana que ya empezaba a calentar los ánimos. Ya no sentía el frío y tenía los ojos muy abiertos viendo una paisaje tremendamente hermoso. Media hora después, llegamos al embalse y lo primero que nos enseñó fue las instalaciones del CYII y el tubo que remonta la cuesta camino del embalse de Valmayor. Son unas instalaciones que rompen la armonía del entorno, pero comprendí de su necesidad si queremos dar de beber a más de 6 millones de personas que tiene hoy en día Madrid.
Es admirable que se puedan tener bombas capaces de elevar el agua a más de cien metros de desnivel y después enviarla a más de 30 kilómetros. La presa no es muy alta pero nos permitió degustar la técnica de su construcción. Bajamos hasta la base por una escalerilla donde era posible tener una mejor visión de la pared. ¡Fantástico que una obra de hormigón sea capaz de sujetar y controlar varios kilómetros de agua! Después de las fotos de rigor volvimos de esta paseo que ciertamente se hizo corto. El sol ya calentaba lo suficiente para podernos quitar alguna capa de ropa. No tardamos más de tres horas y media en todo el recorrido, con fotos incluidas. Eran cerca de las dos cuando volvíamos al coche y lo que menos nos apetecía era comernos el bocata ya frío. Propuse ir a comer un corderito a Navas y sin pensarlo mis compañeros, que debían tener unos deseos similares, no dudaron un momento.
Con este acuerdo unánime marchamos hacia la carretera antigua del puerto de San Juan y después a Navas del Rey. Tras un par de cervezas, pasamos al salón a zampar unas gustosas paletillas de corderito con ensalada y un Proto fantástico. Tengo que hacer especial mención a las camareras que también ayudaron con su gracejo rumano (o mejor dicho, con sus cuerpos gráciles y gustosos) a hacer más agradable la comida. Terminamos con los correspondientes chupitos. Fernando y yo acabamos con las botellitas de orujo de hierbas y pacharan. Gracias Juan Carlos por ser comedido bebiendo sin alcohol y llevarnos de vuelta a casa.
La vuelta fue tranquila haciendo un pequeño recorrido por Chapinería para que Fernando recordara sitios y lugares vividos en su juventud. Feliz día con marcha suave que completó una jornada hermosa del mes de diciembre.
Uxama
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