Primer paseo trotinero (Plaza Castilla - Tres Cantos)
29 de Marzo del 2008
Plaza Castilla – Tres Cantos.
Esta fue la primera salida del grupo trotinero. Teníamos una reunión preparatoria de San Guillermo de Arnoteguí pero decidimos que cuando terminara iríamos a dar un paseo por la primera etapa del Camino de Madrid.
Nos conocíamos y teníamos circunstancias comunes, habíamos sido elegidos guías de SGA y en breves días nos tocaría llevarnos a un grupo de chavales al Camino de Santiago. Teníamos un cierto nerviosismo por el reto que se nos presentaba, y necesitábamos charlar sobre nuestras inquietudes. Tres personas, tres vidas y tres circunstancias se ven enlazadas por un reto nuevo. La conversación rondó entorno a la tarea próxima. Durante este paseo profundizamos en nuestro conocimiento y fue el nacimiento del grupo trotinero, nos llevábamos bien y aunque diferentes nos respetábamos.
La reunión fue más larga de lo esperado pero a las 14:00 tras despedirnos del presidente y del vicepresidente y cargados con material a repartir en el camino, empezamos a andar siguiendo las flechas amarillas que nacen al pie de las torres inclinadas de Plaza Castilla y que llevan tras 680 kilómetros hasta Santiago de Compostela.
El día era fresco aunque lucia un maravilloso sol de principio de primavera. El cielo estaba claro y las calles tranquilas, era la hora de comer de un sábado.
Enseguida llegamos a las 4 torres gigantes muy cercanas al hospital de la Paz. Estaban en construcción y se tuvo que hacer algún desvío.
Después pasamos la carretera de Colmenar y el Ramón y Cajal. En su proximidad hicimos una parada para degustar un pincho de tortilla y una cerveza. Apenas fueron quince minutos de reposo.
Continuamos por el distrito de Fuencarral y posteriormente hacia el cementerio donde se nos abrió el campo y nos libramos de las calles de la ciudad.
Siempre tengo una sensación rara cuando salgo de una grande, como Madrid, caminando. Me llena de libertad el verme suelto de las ataduras de edificios.
La conversación era agradable y el paso tranquilo. Yo estrenaba botas y todavía estaban reacias a adaptarse al pie.
Un poco antes de la valla del Pardo hay dos alternativas, la A que va pegada a la valla y a las vías del tren, en un continuo sube y baja, y la B que deja a la derecha las vías del tren en un terreno más amplio. Nosotros elegimos la segunda, no teníamos ganas de recorrer el rompepiernas de los badenes y terraplenes.
La tarde estaba soleada y a las cuatro de la tarde nos encontrábamos en las proximidades del Goloso, donde hicimos parada. Sentados debajo de un gran roble a tomar algunos frutos secos y algún sustancioso sándwich.
La conversación continuaba siendo el Camino y sus anécdotas. También hablamos de la organización de las próximas marchas. Teníamos una notable falta de información, que nos hacía sentirnos inseguros, pero muy animosos con un proyecto nuevo.
Estábamos unidos por el Camino emprendido, aunque de personalidades diferentes y temperamentos dispares teníamos la afinidad de un destino próximo.
A los veinte minutos reemprendimos el camino destino a Tres Cantos donde apenas tardamos cuarenta y cinco minutos.
La tarde se apagaba cuando cogimos el tren de vuelta. Sin saberlo habíamos creado un grupo caminero y sobre todo una amistad duradera. Estos pocos kilómetros se verían acompañados por muchos más en el futuro.
El recorrido es aburrido, pero para empezar a coger la forma física es suficiente. A nosotros nos sirvió para plantar la semilla de la camaradería trotinera.
Uxama.
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